«El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente».
«El excesivo rigor en el castigo justifica la causa del enemigo».
«La mucha alegría es presagio de tristeza».
«Lo malo nunca lo es de repente».
«No hay cosa más difícil, bien mirado, que conocer a un necio si es callado».
«Que siempre por señales o razones se suelen descubrir las intenciones».
«Que no es buena la cura y la experiencia / si es más seria y peor que la dolencia».
«Que quien en prometer es muy ligero, proverbio es que despacio se arrepiente».
«Siempre la brevedad es una cosa / con gran razón de todos alabada, / y vemos que una plática es gustosa / cuanto más breve y menos afectada». Alonso de Ercilla y Zúñiga (Madrid, 7 de agosto de 1533- 29 de noviembre de 1594) es un poeta español, autor de La araucana.
La Celestina.«No ves que es simpleza o necedad llorar por lo que con llorar no se puede remediar».
La Celestina, acto I.«Es mejor el uso de las riquezas que la posesión de ellas».
La Celestina, acto II.«Jamás el esfuerzo desayuda a la fortuna».
La Celestina, acto IV.«Que, si faltó el debido preámbulo, fue porque la verdad no es necesario abundar de muchos colores».
La Celestina, acto IV. Dicho por Celestina a Melibea.
«No me maravillo, que un solo maestro de vicios dicen que basta para corromper un gran pueblo».
La Celestina, acto IV. Dicho por Melibea a Celestina.
«La mitad está hecha cuando tienen buen principio las cosas».
La Celestina, acto V.«Amor es un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una fiera herida, una blanda muerte».
La Celestina, acto X.Cita del personaje Celestina.
«Saludable es al enfermo la alegre cara del que le visita».
La Celestina, acto XI.«Inicua es la ley que a todos igual no es».
La Celestina, acto XXI.«El silencio escuda y suele encubrir
la falta de ingenio y torpeza de lenguas.
Blasón, que es contrario, publica sus menguas
A quien mucho hala sin mucho sentir».
«Miserable cosa es pensar ser maestro el que nunca ha sido discípulo».
«Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir». Fernando de Rojas (La Puebla de Montalbán (Toledo), 1470 - Talavera de la Reina 3-8 de abril de 1541) fue un dramaturgo español, autor de La Celestina, estimada como una de las obras cumbre de la historia de la literatura española y la más importante sin duda en la transición entre la Edad Media y el Renacimiento
Fernando de Rojas, autor de la celestina.
«Los caracteres ambiciosos, que no saben en la república guardar un justo medio, hacen más daño que provecho».
«Los cazadores atrapan las liebres con los perros, muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación».
«Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia».
«Los más sufrimos peor las malas palabras que las malas obras, porque es más difícil llevar el desprecio que la pérdida».
«No necesito amigos que cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor».
«No puede ejecutar cosas grandes el que tiene su atención en las pequeñas».
«Para la plebe, el mayor honor de parte de los más poderosos es el que no la desprecien».
«Por un pequeño bocado de carne privamos a un alma del Sol y de la luz y del gozo de la porción de vida y tiempo por la que había nacido al mundo».
«Sería lo mismo motejar a Heracles de tímido, que acusar a Catón de avaro».
«Si hacéis amistad con un cojo, aprended a cojear».
«Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo».
«La lectura hace al hombre completo, la conversación lo hace ágil, la escritura lo hace exacto».
«Quien tiene muchos vicios, tiene muchos amos».
«Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible».
«Para saber hablar es preciso saber escuchar».
«Es lo mejor, para todos los hombres y mujeres, no nacer; y lo segundo después de esto —la primera cosa que pueden conseguir los hombres— es, una vez nacidos, morir tan rápido como se pueda».
«Un pueblo que quiere ser feliz no ha menester de conquistas». Fuente: Vida de Agesilao, en la que Plutarco señala que éste era el pensamiento de Licurgo. Plutarco, nacido en Queronea; c. 46 - m. ibid.; c. 122) fue un historiador y moralista de la Grecia Antigua.
«Los cazadores atrapan las liebres con los perros, muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación».
«Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia».
«Los más sufrimos peor las malas palabras que las malas obras, porque es más difícil llevar el desprecio que la pérdida».
«No necesito amigos que cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor».
«No puede ejecutar cosas grandes el que tiene su atención en las pequeñas».
«Para la plebe, el mayor honor de parte de los más poderosos es el que no la desprecien».
«Por un pequeño bocado de carne privamos a un alma del Sol y de la luz y del gozo de la porción de vida y tiempo por la que había nacido al mundo».
«Sería lo mismo motejar a Heracles de tímido, que acusar a Catón de avaro».
«Si hacéis amistad con un cojo, aprended a cojear».
«Un ejército de ciervos dirigido por un león es mucho más temible que un ejército de leones mandado por un ciervo».
«La lectura hace al hombre completo, la conversación lo hace ágil, la escritura lo hace exacto».
«Quien tiene muchos vicios, tiene muchos amos».
«Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible».
«Para saber hablar es preciso saber escuchar».
«Es lo mejor, para todos los hombres y mujeres, no nacer; y lo segundo después de esto —la primera cosa que pueden conseguir los hombres— es, una vez nacidos, morir tan rápido como se pueda».
«Un pueblo que quiere ser feliz no ha menester de conquistas». Fuente: Vida de Agesilao, en la que Plutarco señala que éste era el pensamiento de Licurgo. Plutarco, nacido en Queronea; c. 46 - m. ibid.; c. 122) fue un historiador y moralista de la Grecia Antigua.
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